domingo, 18 de febrero de 2018

EL DRAGÓN DE LOS CELOS. Por MIguel Ángel Calle




(Mi amado hermano Miguel Ángel era, además de un exquisito poeta y un magnífico rapsoda, un escritor de gran hondura, pues era un hombre con una gran sensibilidad y una extraordinaria cultura. Era el mejor amigo de sus amigos que he conocido, leal hasta donde más no cabe. Como escribió en la prensa Jesús Fonseca, tras su muete, "pasó por la vida haciendo el bien". Y Publicó dos libros: "Cartas desde el Alma" y "La Senda del Bienestar", en el que yo también intervengo con algunos capítulos. y que ha sido reeditado con el título de "Cambiando tus zonas erróneas" (Editorial Ela). Miguel Ángel era un profundo conocedor del alma humana y de los estados anímicos. He aquí una descripción magistral de ese demonio que son los celos):

" Como dijo Honorato de Balzac: "Ser celoso es el colmo del egoísmo, del amor propio desvirtuado, es la iritación de la falsa vanidad. La palabra celos no deja impasible a nadie. A nadie deja indiferente. En los celos no puede haber indiferencia "Si los celos son señales de amor, es como la calentura en el hombre enfermo, que tenerla es señal de vida, pero de vida enferma y mal dispuesta" (Cervantes). Los celos se pueden definir como un estado afectivo ambivalente, caracterizado por el temor a perder la estima de la persona deseada. Psicológicamente existe un recelo enorme a que la situación de cariño o de bien, llamémosla especial, llegue a ser alcanzada por otro individuo. Entonces surgirán las preguntas de los que tienen celos: ¿qué pasa ahora conmigo?, ¿dónde me sitúo?, ¿qué soy yo?, ¿cómo me han podido hacer esto?, ¿puedo consentir esta injusticia y que se hayan reído de mí? Y la acttitud del celoso se convierte en una venganza que suele ser mental, con un gran charloteo de la mente, y un marcado sentido de la planificación, siempre vengativa hacia el sujeto que ha interferido. Hay ocasiones, las más peligrosas, en las que el celoso actúan de forma violenta, como desgraciadamente estamos viendo en últimos sucesos, y el celoso confunde el honor, e incluso el prestigio o valor personal, con la ruptura que se produce en la sociedad con nuestros semejantes. Ello crea una inseguridad que se transforma en un síntoma de paranoia en los casos más agudos, con el riesgo que ello conlleva. No nos resignamos a no ser lo que habíamos sido hasta ese instante; a que nos sustituyan, a que nos dejen, a que nos abandonen a otra suerte o situación. Molesta a nuestro ego que no nos hayan consultado, ni medido nuestros sentimientos, nuestros proyectos, nuestras esperanza o nuestras expectativas. Han pasado pagina.

"Para Kinenber nuestra reacción celosa no deja de ser un acto cultural, que nos han enseñado las distintas sociedades desde niños. Sin embargo, para el psicólogo y sociólogo Linton, los comportamientos celosos son algo innato en el ser humano. Inseguridad, muchas carencias afectivas, conflictos sin resolver, ambivalencias neuróticas, falta de genuina autovaloración y mucho más hay detrás de ese dragón que son los celos y que hacen la vida imposible a la persona celosa y a la persona celada. Pero en la media en que comprendemos que ninguna persona es un artículo de nuestra propiedad y aprendemos a tolerar y respetar, y nos adiestramos en el desapego y discernimos que todo es transitorio y nadie nos pertenece, entonces empezamos a superar la tendencia a los celos y a poner a los demás, en lugar de grilletes, alas de libertad".

MIGUEL ÁNGEL CALLE


No hay comentarios.:

Publicar un comentario