jueves, 25 de agosto de 2016

El Ego y la Autoestima.


La Autoestima le preguntó al Ego: ¿Me acompañas en el viaje?, a lo que el Ego respondió: En todo caso me acompañarás tú a mi.
No hay mejor manera de entender las limitaciones del Ego que explicarlo como contraposición al concepto de Autoestima. La Autoestima parte de la valoración que hacemos de nosotros mismos, como nos queremos y nos aceptamos. Se parte de la idea que para querer a otro debo empezar por mí. Por tanto, promueve relaciones personales basadas en el respeto propio y ajeno. En cambio, cuando hablamos del egocentrismo la persona quiere que todo gire en relación a ella y no tiene en cuenta la opinión, necesidades, características o capacidades de los demás.
Pese a que pueda parecer lo contrario, se quiere más a si misma una persona con alta autoestima que no una ególatra, ya que la segunda necesitará más de la aprobación de los demás para sentirse superior o realizada, por las constantes comparaciones que hace con el resto del mundo y el entorno. Con la autoestima, sin embargo, nos queremos y aceptamos independientemente de lo que piense el otro. Es una cuestión de necesidad: el ego tiene necesidad para sentirse bien y la autoestima se siente bien sin necesidad.

¿Cuáles serán entonces las características del Ego?

• Es manipulador. Constantemente nos dice que hagamos algo porque lo necesitamos para sentirnos mejor, y cuando lo hacemos, nos “maltrata” haciéndonos sentir culpables por haberlo hecho. Nunca está contento con la solución hallada, siempre querrá más. Por ejemplo, estamos haciendo dieta pero una voz interior nos dice que por comer un poquito de pastel no pasa nada, que merecemos darnos un gusto. Comemos una pequeña porción pero la voz nos sigue hablando y nos dice, sigue comiendo aún necesitas más. Al final nos acabamos dando un atracón. Al tomar consciencia de todo lo comido la voz vuelve contraatacando y diciéndonos que vamos a ganar peso por todo lo ingerido, y la desesperanza y culpabilidad se apodera de nosotros.

• Todo gira entorno a él. Lo único que le importa es las consecuencias que tiene sobre sí mismo, por lo que da igual lo que los demás piensen, no es algo a lo que le preste atención.

• Busca el reconocimiento. Por lo que tratará de hacerse notar allá por donde vaya. Constantemente alardea de sus avances buscando un reconocimiento que le haga sentirte un ser superior.

• Debe ser el centro de atención. Habla constantemente de si mismo sin importarle la vida de los demás, por lo que puede pasarse horas hablando de sus cosas sin ni siquiera tener la intención de preguntarte como te encuentras.

• Tiende a proyectar su imagen en todo el mundo. Parte de la idea de que él es lo que piensa, siente y hace, por lo que todo lo generaliza en función de eso. Si se siente bien, todo es maravilloso; si se siente mal, nada vale la pena; si se le dice algo que no comparta, le estás ofendiendo, etc. La proyección, como pudimos ver, es algo propio de las personas con baja autoestima.

• Basa el concepto de sí mismo en lo que tiene. Sus pertenencias o logros lo definen, determinan su éxito o fracaso como persona. Quizás esta sea una de las características más limitadoras de todas, ya que el no reconocerse a sí mismo por lo que es y no por lo que tiene es como andar constantemente sobre una cuerda floja.

• Enjuicia a los demás tomándose como referencia. Las personas son mejores, peores o iguales a él. Aunque la igualdad pocas veces les es reconocida.

• Tiende a justificar los errores como algo ajeno. Siempre habrá alguna circunstancia o alguien que haya provocado el error. No se responsabiliza de sus actos, por lo que se le dificulta mucho la posibilidad de cambio.

• Constantemente se pone a prueba. Trata de demostrarse a si mismo que es más inteligente que los demás.

• No entiende de amor. Se basa en el deseo de poseer, en la necesidad de aprobación, pero no ama por amar en el sentido amplio del término.

• Su intención es la de sacar algo a cambio. Como se dice coloquialmente, no da puntada sin hilo, siempre tratará de sacar un provecho, por lo que sus alabanzas son un arma de doble filo. No es servil por el placer de serlo, sino que lo es persiguiendo un fin en beneficio propio.

• Le gusta agradar. Por ello no dudará de adoptar diferentes personalidades en función de con quien se esté relacionando.

• Le gusta ejercer la orden de mando. No le gusta que nadie le ordene o le diga lo que tiene que hacer, por eso tratará siempre de llevar la voz cantante.

• Supone, no escucha. Se anticipa a las explicaciones de la otra persona suponiendo lo que le va a decir y reacciona según lo que interpreta sin dejar hablar o explicarse. Otra forma de entenderlo sería decir que oye sólo lo que quiere oír.

• Abunda en prejuicios. Ausencia total de capacidad empática, por lo que es imposible que tengan una relación sincera y sana con nadie.

• Emociones nocivas a flor de piel. Irritabilidad, envidia, celos, rivalidad, odio, resentimiento, ira, soberbia, orgullo, etc. En el fondo son unos grandes sufridores, también hay que reconocer ante una mala conducta un corazón que sufre.

• Vive en las nubes. Al creerse superior e insustituible, no tiene los pies en la realidad, por lo que la caída le puede acarrear consecuencias emocionalmente muy graves.

¿Con qué te identificas? ¿Con el Ego o con la Autoestima?

CIARA MOLINA
Psicóloga Emocional
Autora del libro: Emociones expresadas, emociones superadas (Editorial Oniro)
Sesiones y Cursos Online en www.ciaramolina.com
ciara@ciaramolina.com

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