sábado, 17 de enero de 2015

David Topí : La creación de las especies (IV)



Un cuento para entender el nacimiento de una raza – inspirada en los escritos de Robert Morningsky y de otras cosas que me han contado por ahí arriba.


Muchos días habían pasado desde que el anciano monje empezara a recontar la historia de los khebs convertidos en Nekh y luego en Nekh-T. Los nombres solo eran eso, nombres, tal y como la tradición de los mismos Nekh la recogía, y como había llegado de mundo en mundo a través de las historias oídas por los conquistados, a veces de los mismos conquistadores. En este aspecto, el idioma y la comunicación jugaban un papel muy importante, pues no pocas características del idioma reptoide habían terminado en el vocabulario de una o más de las razas y mundos sometidos, abierta o subversivamente.

…”a medida que la raza reptoide evolucionaba- continúo el maestro – y debido a una construcción peculiar en sus bocas, existía siempre un prolongado siseo cada vez que hablaban. Si pronunciaban, por ejemplo, la palabra “semilla”, el sonido que salía era ssssss-emilla… si el siseo se encontraba al final de la palabra, esta se hacía mucho más larga, por ejemplo, si hablaban de sus alas… sonaba como “ala-ssssssss”. Con el paso de decenas de generaciones, el siseo fue el rasgo más distintivo de sus lenguajes, y en consecuencia, en otros mundos, los Nekh empezaron a ser conocidos como los SSS o los SSS-A. Así, aunque en sus propios planetas ellos a sí mismos seguían siendo descendientes de los Nekh, a lo largo y ancho de la galaxia, todos los descendientes de las razas reptoides originales fueron ya conocidos como los “SSS”.

La reina, ya no era la reina Nekh sino la reina SSS, y para poder ser reconocida cuando en conversaciones se referían a ella, empezaron a doblar el nombre de la especie y a crear varias combinaciones que se expandieron por los diferentes mundos conquistados. La reina “madre”, era pues la reina SSS-SSS, la reina SSS-A-SSS, SS-A-SS o incluso la reina SSA-SSA.

Otras particularidades de su lenguaje era el uso de sufijos. El término “UR” significaba el “primero y original”, que usado en una frase implicaba una referencia al mayor, primero o más noble de un grupo. El sufijo “I”, cuando lo usaban con uno de su especie, se refería al “compañero que estaba al lado”, y en plural, se decía “IM”, y significaba, los que están a su lado, los que lo apoyan. Por otro lado, el sufijo “US” significaba “aquel que es seguidor de…”

Todo esto empezó a dar un tipo de lenguaje creado por aquellos que habían sido conquistados, y por los propios descendientes de los Nekh primigenios que habían ya nacido, crecido y vivido siempre fuera del planeta verde, el hogar base.

Así, la reina empezó a ser llamada SSS-UR, SSA-UR o simplemente SSA-R, el “zar” del imperio reptoide. Pero como para mostrar su poder siempre doblaban el título, la reina se hacía llamar la SSA-SSA-R… que os sonará algo así como “la Cesar”… Los asistentes reales de la corte se hacían llamar los SS-SS-IM, ya que eran los encargados de proteger a su alteza, sonando algo así como “Assass-im”, guerreros fieros que se mantenían al lado constante de la reina y ejecutaban cada orden dada por ella sin vacilar. Y así con muchos otros términos que terminaron colándose en la raíz etimológica de miles de vocablos en centenares de mundos y colonias reptoides.

El tema del lenguaje no era cosa de poca importancia, pues también las hembras tenían una característica especial al respecto, y era que, cuando escupían, emitían un sonido final que sonaba como una doble “T”. Para  distinguir cuando alguien se refería a un reptoide hembra de uno macho, empezaron a hablar de SSS-TT para las primeras, y SSS simplemente los segundos. A lo largo de generaciones, las hembras prácticamente fueron designadas solo por el sonido “TT” y se olvidó la raíz original del siseo para ellas, pero se siguió con la costumbre de doblar el nombre para aquellas posiciones reales, así que la reina hembra reptoide, una vez más, fue conocida esta vez como TT-TT, y en varios mundos la llamaban TT-I-TT, TTA-TT, o TTA-TTA. Cuando querían hablar del poder supremo de la especie, el titulo no era otro que TT-TT-UR. Cuando además añadían otro sufijo como “-AN” que significaba “el más alto entre…”, y, para echar más confusión al lenguaje, empezó a aparecer el título de TT-AN (titán), como aquel que designaba al cargo más alto entre la realeza de la corte suprema reptoide entre las hembras.

La cosa se ponía complicada, pensaban los pequeños novicios mientras trataban de retener el significado de todo este léxico… algo que el anciano monje pareció adivinar, pues les dijo:
…no es necesario que os preocupéis por todo esto, simplemente quería introduciros en algunas de las idiosincrasias del lenguaje Nekh pues su expansión por toda la galaxia tuvo repercusiones también en nuestro planeta cuando varios de sus sub-especies llegaron aquí hace mucho tiempo. Lo interesante es conocer cómo funciona su sociedad y su estructura, pues eso nos ayuda a comprender mucho de lo que pasa en los mundos que conquistan. Sigamos.

Veréis. En los inicios del imperio reptoide, la reina que ostentaba el trono tenía dos papeles separados, uno, como la suprema reinante del vasto imperio sobre el que gobernaba (algo así como lo que hace hoy aquella que dirige hoy en día la Commonwealth), y otro como la única que podía tener descendencia real y asegurar la existencia de príncipes y princesas reales para el futuro. Tras la rebelión de las hembras, evidentemente lo único que se deseaba era tener descendencia femenina para perpetuar el poder de madre a hija. ¿Os acordáis que os dije que los ancestros de los Nekh eran los kheb, algo así como insectos-reptoide voladores, parecidos a un cruce entre libélulas y abejas? Por si no lo sabíais, en nuestro planeta, la reina de una colonia de abejas solo se aparea una vez en su vida. Porta el semen de un macho en un pliego especial de su cuerpo y desde ese pliego puede fertilizar todos los huevos que pondrá a partir de ese momento.

Pues cuando la raza reptoide evolucionó con el tiempo, las hembras mantuvieron la habilidad de hacer lo mismo. Podían guardar el semen de diferentes machos y a partir de ahí fertilizar los huevos sin tener que aparearse de nuevo. La característica más importante de esto, es que todo huevo puesto por una hembra fertilizado desde el pliego del cuerpo de la reptoide daba lugar a una hembra reptoide, y solo nacían machos de aquellos huevos que no habían sido fertilizados. Así, los machos nacidos de la reina, sus hijos, desde cierto punto de vista, no tenían padre, pues el huevo del cual nacieron no había sido fertilizado por la reina. Esto sucede también en nuestras colonias de abejas hoy en día en nuestro planeta, los zánganos provienen de huevos sin fertilizar, un proceso que se conoce como partenogénesis. Por lo tanto, las descendientes directas de la reina reptoide no tienen padre. De hecho, esa reina se podría haber apareado una sola vez siendo muy joven y no volver a hacerlo jamás. Los habitantes de otros mundos nunca hubieron conocido consorte real alguno, y sin embargo hubieran visto a la reina dar a luz una o varias veces.
…los alumnos estaban mudos de asombro…
Continuará…

David Topí

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